Este caso, peculiar donde los haya, fue inspirado por la Facilitación Sistémica en un momento muy íntimo de una pareja que esperaba a su primer bebé.
Desde hacía meses que habían contratado una comadrona para parir y recibir a su bebé en la intimidad de su casa.
Las semanas fueron pasando y en uno de las últimas revisiones en el hospital, les dieron la triste noticia: placenta vieja, hay que intervenir cuanto antes. Al día siguiente tenía que volver para una provocación.
Salieron del hospital y decidieron preguntar al cuerpo. En un papel pusieron la opción de “parir en el hospital” y en otro “parir en casa”. En ciego, sin saber qué ponía en cada papel doblado, lo pusieron en el suelo y ella se colocó encima de uno de los papeles. Las señales eran claras: mareo, palpitaciones, sudor…
Se colocó encima del otro papel: apertura de pecho, respiración amplia, mucha fuerza.
Estaba claro. Miraron qué decía el cuerpo: “parir en casa” sin duda la mejor opción. Confiaron plenamente en las sensaciones y al día siguiente, tras una sesión de acupuntura para ayudar de forma natural a ponerse de parto, empezó la fiesta.
Vinieron las matronas y el bebé, que hoy tiene ya 3 años y está fuerte y feliz, nació en casa.
Como dice el neurocientífico Antonio Dámasio: “el cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta”
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