La raíz de la palabra sistema proviene del griego, que significa todo organizado.
Nuestra lavadora es un sistema, pero también lo son nuestro planeta tierra, un bosque y la empresa en la que trabajamos . También lo es nuestro cuerpo humano, que a su vez es un conjunto de sistemas: digestivo, respiratorio, cardiovascular,… Somos un sistema, pertenecemos a sistemas y estamos rodeados de sistemas.
 
La palabra “sistémico” es fácil que pueda causar confusión en una conversación ya que se puede referir a cualquiera cosa que tenga que ver con un sistema.
Cuando hablamos de trabajar desde “lo sistémico” nos podemos referir a:
  • Una “mirada sistémica organizacional” que estaría inspirada en la Teoría de Sistemas.
  • El pensamiento sistémico que ayuda a trabajar la complejidad, acercándonos a las relaciones y lo que se puede desarrollar en ellas.
  • También podemos referirnos en Psicología la evolución de la terapia familiar en la que Virginia Satir ya nos avanzó a mediados del siglo 20 que trabajar con un niño implicaba trabajar con sus padres. La forma de trabajar el individuo es trabajando con el sistema familiar. De la misma manera, en una empresa sabemos que los procesos de transformación colectiva también conllevan un cambio de las personas que conforman el equipo.
  • También nos podemos referir como trabajo sistémico al trabajo de Constelaciones que desarrolló Bert Hellinger y que nos ayudó a entender mejor las fuerzas que actúan en la conciencia personal y la conciencia colectiva y los principios que rigen una buena vida.
Las primeras bases académicas sobre las que se construye el conocimiento sobre los sistemas, es a través de la Teoría General de Sistemas (TGS) de Ludwig Von Bertalanffy en la década de los 50. Su propósito es estudiar los principios aplicables a los sistemas en cualquier nivel y su objetivo es, formular reglas de valor general que sean aplicables a cualquier sistema y en cualquier nivel de la realidad.
La TGS nos dice que:
  • Un sistema se define como una entidad con límites y con partes interrelacionadas e interdependientes cuya suma de sus partes genera una entidad que es diferente a las sumas individuales. El cambio de una parte del sistema afecta a las demás y, con esto, al sistema completo, generando patrones predecibles de comportamiento.
  • El crecimiento positivo y la adaptación de un sistema dependen de cómo de bien se ajuste éste a su entorno
  • Además, a menudo los sistemas existen para cumplir un propósito común (una función) que también contribuye al mantenimiento del sistema y a evitar sus fallos
Después de esta primera mirada genérica, podemos hacer una primera división entre sistemas complicados en los que nos basta con saber cómo funcionan cada una de sus partes para entender el funcionamiento global. Por ejemplo en el caso de nuestros electrodomésticos. Y por otro lado en sistemas complejos, compuestos por varios elementos interconectados o entrelazados cuyas interacciones crean información que no es visible por un observador, por ejemplo un equipo de personas.
Además de estar conectados, tener límites, ser interdependientes y tener un objetivo, que son las cualidades básicas de los sistemas, los sistemas complejos comparten propiedades que nos permiten identificarlos:
  • Son diversos
  • se mueven entre el caos y el orden
  • Tienen capacidad de adaptación.
  • Dependen del camino
  • Son imprevisibles. Emergen propiedades
  • Es difícil preveer su futuro.
Una célula, un cerebro, un organismo, un ecosistema, Europa o el planeta tierra son sistemas complejos y cuando queremos conocerlos buscamos reducir la complejidad a algo con lo que podamos trabajar, algo abarcable en tiempo y recursos. Para trabajar con un sistema, necesitamos aislar algunos elementos que están en relación. Hacemos zoom a una parte sobre la que tengamos interés.
Cuando queremos dar un paso en la concretización de los sistemas con los que trabajamos, nos enfocamos en los sistemas como seres o entidades sociales, y en esta nueva dimensión emergen nuevas cualidades que ayudan a comprenderlos más en profundidad.
La teoría de los sistemas vivos nos invita a observar que:
  • La capacidad de cambio y sus resistencias. Por ejemplo, en el caso de las personas los hábitos y en de los grupos, la cultura.
  • El cómo consiguen auto organizarse para llegar a una estabilidad y la capacidad de responder a eventos inesperados.
  • El sentimiento de identidad que me permite diferenciarme del otro y la necesidad de pertenencia que nos invita a la integración.
  • En una parte del sistema se pueden detectar síntomas que se repiten en cada una de las partes del sistema. A esta cualidad la denominamos fractalidad.
Conocer las cualidades de los sistemas, es un pilar de la FACILITACIÓN SISTÉMICA ya que conocer estos atributos, nos permite enfocar mejor nuestro diagnóstico y ejecución de la sesión de trabajo.