Hola,
Cuando nos despedimos, te dije que había sido un placer conocerte. En estas líneas, me gustaría ampliar esa frase…
En primer lugar, quiero que sepas que yo tampoco necesito una alianza para sentir que hay un hogar más grande que tú y yo, una casa común que nos protege, nos pone límites y nos invita a ser nosotras mismas. No es que me de miedo el compromiso, solo que creo que, cuando dejamos que las cosas sucedan, no hace falta forzar ningún acuerdo, porque, aunque pensemos que esto va de nosotras y solo de nosotras, me da que no, que no va por ahí.
Mira, esto “me ha venido” al releer mis apuntes.
- En esa casa que te comentaba, del mantenimiento (de ese “sostener” donde habitarnos) se ocupa el facilitador o la facilitadora.
- Para que se dé la relación entre la estructura, la distribución y el funcionamiento de los electrodomésticos, y de la comunicación entre todas las partes, está la Sistémica.
- Y luego, hay algo más que no podemos ver y que nos habla, se expresa y nos expresa a través de nuestros cuerpo, cuando estamos juntas. A ese “algo”, Bugui lo llama “Campo de Información”. ¿Tú también intuyes que “eso” es cosa del grupo?
Este fin de semana, en el Impact Hub de Donostia, he podido volver a observarlo, a observarte y a observarme.
Ese “desde dónde”… ¡Sin palabras!
Ha sido tan fácil reconocerlo, que me hago cruces (rojas) de cómo, todavía, no hay un interruptor, en todos los callejones sin salida del planeta, para conectarnos a esa posibilidad, cada vez que nos perdemos.
He recordado cosas y, sobre todo, me he recordado yo, GRACIAS a tu presencia, al espacio, al sistema, a mi cuerpo, al desde dónde, al campo…
He escrito, igual que ahora, pensamientos, emociones, sensaciones… También le he puesto un “cómo” al verbo hacer y una coma de pausa a esta cabecita mía que me mira, cuando hay ruido, por encima del hombro. Lo he hecho desde el suelo, mi toma de tierra, anclada al punto más cercano de mi gravedad, como si yo también fuera campo y me atrajera a mí misma hasta el encuentro, con los pies descalzos.
Formarme así es… ¿cómo explicártelo?
Un tal vez “formar parte de” sin que esa pertenencia me contenga, me dañe o me distraiga.
Un hacer la paz con la palabra seguridad y ¡boom! Verme explotando en medio de la confianza.
Un empezar a encontrarme cómoda en ti, sin empujones, permitiéndome que se produzca la obra del arte de acompañarnos.
Sí. Creo que es un todo eso.
Y, además…
Un no poder dejar de mirar (y te juro que esto me pasó literalmente) un papel boca abajo donde la palabra “amor” ya estaba escrita, aunque ninguna de nosotras lo supiera.
El siguiente paso, lo que viene ahora…
(Silencio)
Luego, no sé (también me he reconciliado con esa incertidumbre). Supongo que te iré contando.
De momento, lo que siento ahora, en el fondo de la “U”, es un “ajá” muy clarito:
Quiero que nos sigamos viendo.
Un beso enorme.
Myriam Cordón
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